¿Puede ser legítimo desobedecer la ley?

  Una pregunta muy complicada que ha conseguido no ser clausurada en lo que va de historia. La respuesta de Sócrates sería clara y certera, ya que por no incumplir las normas y perjudicar a su ciudad decidió suicidarse. Descartes también consideraba correcto el respeto hacia las leyes, argumentando que, siendo la coherencia y la sensatez el privilegio más común entre personas, unas convenciones que regularan el comportamiento había que respetarlas porque seguro que tenían parte de razón . Sin embargo, nadie duda del buen pensamiento de Nelson Mandela, encarcelado por defender sus teorías. Actualmente muchos problemas derivados de esta cuestión se manifiestan en forma de conflictos acerca de los límites de la libertad de expresión, como la polémica del rapero antimonárquico Pablo Hasel. Todo este prolegómeno histórico parece no aclararnos muy bien si puede ser correcto saltarse la ley. Pero todavía hay una cuestión más difícil a mi parecer, y es que en caso de que la respuesta a la pregunta del título sea afirmativa: ¿Dónde está el límite?

 Todos estamos de acuerdo en que la historia es una herramienta fundamental para el ser humano. Es el manual de instrucciones en el que recogemos lo que se puede hacer y lo que no, en base a la experiencia. Personalmente opino que sin ruptura de la ley no hay historia. Si siempre hubiéramos seguido los mismos patrones de conducta, la misma cultura, no habríamos explorado nuevos caminos y no habríamos encontrado mejores formas de organización social, ni tampoco perores, cuyo descubrimiento  considero hasta más importante. Además, todo producto humano (como la ley) tiene imperfecciones, márgenes de mejoría, y por ello no podemos pretender que estos productos sean incuestionables e implacables, así que no me vale el "no me salto la ley porque la ley siempre tiene razón". Ahora bien, no todos los actos inconstitucionales y antirreglamentarios son positivos, algunos lo son y otros no, pero de eso trata. A base de romper la ley vamos explorando y sabiendo más, vamos forjando nueva y más desarrollada historia que permita fortalecer las convenciones sociales futuras. Son útiles tanto las rupturas para bien, como la Revolución Francesa en la que se proclamó la "Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano", como las rupturas para mal, como los infinitos golpes de estado que desembocaron en dictaduras pésimas. Nótese que pese a la vulnerabilidad que aparentemente le estoy otorgando a la ley, lo que en última instancia quiero hacer es mejorarla, porque la considero fundamental para la convivencia en sociedad. De la misma manera que Descartes dudaba de todo conocimiento para mejorarlo posteriormente, yo fragilizo a la ley para implementarla después.

  En definitiva, me parece que debe ocurrir todo lo que sirva para aumentar nuestra historia común y mejorar futuros acuerdos, aunque estos actos puedan provocar un malestar temporal. Los cambios forzosos para bien llegarán para quedarse, mientras que aquellos que sean para mal, como un nuevo régimen dictatorial, reforzarán nuestro "Manual de Instrucciones" y  deberán "pasar a la historia" (nunca mejor dicho) lo antes posible, es decir, ser eliminados lo antes que se pueda, no sin antes haber tomado buena nota de las causas y consecuencias de este retroceso . Cabe decir que a efectos prácticos  hoy en día, en un país como el nuestro, sería muy raro que algo que rompa la ley sea legítimo, ya que debido al gran progreso (gracias a la historia) que ha habido, se ha conseguido establecer una constitución que permita ser modificada (casi completamente) por vías legales. Aún así, todavía creo en que ciertas lagunas de nuestro sistema legislativo actual puedan ser perfeccionadas mediante actos antirreglamentarios que a la larga resulten legítimos o incluso ilegítimos. 






Comentarios

  1. Buena reflexión Sergio. Podías hacer referencia a la noción de "desobediencia civil" planteando cuamdo es legítima y cuando no.
    Saludos

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