¿Hay alguna diferencia entre conocimiento y opinión?: Trabajo de reflexión
La ciencia parece haber puesto un gran punto y final a esta discusión, pero las constantes modificaciones de sus propias teorías parecen contradecir su implacable certeza y objetividad. Muchos han sido los filósofos que históricamente se han dedicado a reflexionar acerca de esta cuestión. Hume y Nietzsche, aunque con argumentaciones distintas, apuntaban en la misma dirección: no hay conocimiento verdadero y cierto debido a la inseguridad que nos depara el futuro, ya que todo está en constante cambio y, por tanto, todo lo que ahora consideramos verdad es susceptible de volverse falso. Esta tesis que sugiere la hegemonía de la opinión y, por consecuente, la identidad entre ella y el conocimiento, aplasta (y con razón) teorías filosóficas partidarias de la objetividad y la distinción entre el saber y el opinar, como la de Platón y la de Parménides. La del primero propone que el conocimiento objetivo está en unas ideas de un mundo inteligible de dudosa localización, y la del segundo sugiere que lo real y verdadero es afirmar que el cambio no existe. ¿Quién se cree esto hoy en día? Los primeros demuestran que lo que en épocas de Platón y Parménides era objetivamente pensable, hoy en día son incoherencias serias. Pero si lo fiamos todo a la opinión y a lo subjetivo, aparece el temible relativismo/perspectivismo sofista, dispuesto a arruinarnos nuestra convivencia con su desestimación de la ética y los valores morales universales. ¿Es posible la convivencia en un mundo en el que lo objetivo no existe?
Para empezar quiero dejar claro que concuerdo con las teorías de Hume y Nietzsche. No hay nada verdaderamente riguroso y cierto, ya que todo cambia y el devenir del futuro nos impide sacar ahora conclusiones que sirvan para siempre. Pero también creo que la existencia de algo incuestionable es vital a la hora de lograr una buena convivencia. Por ello para mí la distinción entre conocimiento y opinión, entre objetivo y subjetivo, debe existir y es fundamental. Ahora bien, hay que desmontar ese aire de grandeza que rodea al término "objetivo". Hume, Nietzsche y otros importantes personajes se han encargado de señalar, con mucha razón, que no hay nada real y certero para siempre, ni siquiera lo supuestamente "objetivo". Por eso, respetando esta gran tesis, creo que lo objetivo debe existir pero asociado a un significado de mera convencionalidad, es decir, lo objetivo no es lo verdadero ni lo eternamente cierto, sino aquello incuestionable que un grupo de expertos han acordado para poder ordenar la sociedad y que esta se rija acorde a unos criterios fijos, aunque igual falsos, y que así no vivamos en un mundo anárquico y bélico. Antepongo la convivencia en sociedad a todo lo demás, y así apoyo la necesidad de lo "convencionalmente" objetivo, porque estoy muy de acuerdo con la tesis aristotélica que establece que los humanos somos seres sociales por naturaleza, y debemos convivir entre nosotros para lograr un pleno desarrollo que únicamente se consigue así, juntos. Un ejemplo real de lo que expongo se da en la IUPAC, un organismo encargado de establecer acuerdos internacionales acerca de las unidades de magnitudes a usar en la ciencia. Lo de que el espacio se exprese en metros obligatoriamente no es nada universal y eternamente cierto (y eso que forma parte de la ciencia), ya que hasta se discutió entre importantes científicos que tuvieron que tomar un acuerdo. Pero imagínense que cada persona de este mundo expresara el espacio como le diera la gana, la diversidad de resultados matemáticos consecuente llevaría a la imposibilidad de alcanzar teorías científicas fiables.
En resumen, lo objetivo y lo indiscutible es esencial para algo fundamental, que es vivir en sociedad. Pero esto no quiere decir que se trate de asuntos eternamente ciertos y correctos, sino de puras convenciones y acuerdos que se realizan de manera necesaria para garantizar el orden y la convivencia. Mi conclusión personal , que puede ser perfectamente errónea, puede asustar: nuestra convivencia se basa en mentiras parciales, que además son incuestionables. Pero por muy terrorífica que pueda ser, es la única explicación que se me ocurre para este problemático interrogante.
Sergio Finca
Muy bien, una tesis clara, bien argumentada, original, muy bueno el ejemplo....
ResponderEliminarSaludos